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Lluvia de meteoros en Marte

Dos sondas de NASA (MAVEN y MRO) y una de ESA (Mars Express) que obtuvieron las primeras observaciones del paso de un cometa cerca de Marte el 19 de octubre de 2014, han reunido nueva información acerca de las propiedades del núcleo del cometa y detectaron directamente los efectos sobre la atmósfera marciana.
“Miles de meteoros por hora habrían sido visibles, verdaderamente sorprendente para el ojo humano”. Esa es la descripción de Nick Schneider (quien trabaja con el instrumento IUVS de MAVEN) de lo que habría sido visible para alguien desde la superficie de Marte durante el paso cercano del cometa C/2013 A1 Siding Spring en octubre. “Habría sido realmente increíble”, añadió.
El polvo del cometa impactó Marte a una velocidad aproximada de 56 km/s y se vaporizó en la atmósfera, produciendo la lluvia de meteoros. Los datos de las observaciones de los tres orbitadores de Marte mencionados anteriormente revelaron que los restos del cometa añadieron una capa de iones temporal y muy fuerte a la ionósfera, la capa eléctricamente cargada del planeta. Con las observaciones se pudo establecer una conexión directa entre los restos de un cometa correspondientes a una lluvia de meteoros específica y la formación de este tipo de capa transitoria como respuesta.
MAVEN observó una emisión intensa en ultravioleta correspondiente a iones de magnesio y hierro en la atmósfera marciana como resultado de la lluvia de meteoros, lo que no ha sido observado ni siquiera en las lluvias de meteoros más intensas de la Tierra. La emisión dominó el espectro ultravioleta de Marte durante varias horas después del encuentro y se disipó después de dos días.
Además, MAVEN analizó directamente la composición de parte del polvo cometario en la atmósfera de Marte, detectando ocho tipos de iones metálicos, incluyendo sodio, magnesio y hierro. Estas corresponden a las primeras mediciones de la composición del polvo de un cometa procedente de la nube de Oort y que se adentra por primera vez en el Sistema Solar interior.
La sonda Mars Express observó un enorme aumento en la densidad de electrones en la ionósfera de Marte unas pocas horas después del acercamiento del cometa. Este aumento de ionización, como los efectos observados por MAVEN, parece ser el resultado de la desintegración de partículas del cometa en la atmósfera marciana.

El cometa C/2013 A1 Siding Spring fue observado por tres naves que orbitan el planeta. Crédito: NASA.
Por su parte, la sonda MRO también detectó actividad similar en la ionósfera, donde observó una capa temporal de iones creada por el polvo del cometa. Con los datos de este orbitador, se determinó que la densidad de electrones en la ionósfera del lado nocturno del planeta era 10 veces más alta de lo habitual.
MRO también observó al cometa mismo, revelando que su núcleo es menor que los 2 kilómetros esperados. Las imágenes de la nave permitieron determinar además que el cometa tiene un periodo de rotación de ocho horas. El espectro captado por MRO muestra que el cometa es polvoriento.
Schneider y un grupo de científicos que trabajan como investigadores de los instrumentos de MAVEN y la sonda MRO compartieron los últimos resultados del paso cercano del cometa durante una teleconferencia el 7 de noviembre.
C/2013 A1 (Siding Spring) proviene de la región más lejana del Sistema Solar, conocida como nube de Oort. Durante su máximo acercamiento a Marte, el 19 de octubre, pasó a unos 139.500 kilómetros del planeta; esto es menos de la mitad de la distancia entre la Tierra y la Luna, y menos de un décimo de la aproximación más cercana de un cometa a nuestro planeta.

La nave espacial Rosetta esta lista para realizar, el próximo miércoles, una maniobra que jamás se ha intentado antes: soltar con precisión un robot de cien kilos, el Philae, para que, tras siete horas de caída, aterrice en la superficie de un cometa. El objetivo de esta misión de la Agencia Europea del Espacio (ESA) es el 67P/Churyumov-Gerasimenko, un cometa de unos cuatro kilómetros de diámetro máximo que está ahora a una distancia de la Tierra de 510 millones de kilómetros y que viaja a 55.000 kilómetros por hora en dirección al Sol. “Tenemos preparados todos comandos de la operación para enviárselos el lunes a Rosetta”, dice Miguel Pérez-Ayúcar, ingeniero de operaciones de la misión. Al Philae se le están mandando las órdenes este mismo fin de semana.
Según el plan, el Philae se separará de la Rosetta el miércoles a las 9.35 (hora peninsular) y aterrizará hacia las 16.30. Pero, como las señales tardan (viajando a la velocidad de la luz) 28 minutos y 20 segundos en llegar a la Tierra, de cada paso de la operación y del triunfo o el fracaso de la misma no se tendrá noticia hasta media hora más tarde. Entre los primeros cometidos del robot está tomar una foto panorámica, que también tardará un tiempo en llegar. “Hemos calculado la probabilidad de éxito en un 70%”, explica a EL PAÍS Laurence O’Rourke, coordinador de operaciones de la misión en ESAC, el centro científico de la ESA, en Madrid. “Estamos entusiasmados porque, por fin, se acerca el día del descenso, pero también nerviosos porque nada es fácil en lo que vamos a hacer”, añade. Y es que el riesgo es una cuota a pagar para avanzar haciendo cosas nuevas. “No hay rutina en el espacio”, recordó la semana pasada en ESAC Jean- Jacques Dordain, director de la ESA. “Es más fácil hacer lo que ya sabes hacer, no arriesgar, pero podemos gestionar el riesgo con nuestros expertos”, añadió.
La misión Rosetta, que está previsto que dure hasta finales de 2015, es la primera que se pone a dar vueltas a un cometa (llegó el pasado 6 de agosto) y envía una sonda para que aterrice en él; la primera que, acompañando a ese cuerpo celeste en su viaje hacia el Sol, va a presenciar los cambios que sufre por el incremento de la radiación de la estrella; y la primera en tomar fotos desde su superficie (el Philae) y en hacer análisis in situ de su composición.
“Los cometas pasan casi toda su vida lejos del Sol, congelados, así que están casi en el mismo estado tal como eran cuando se formaron hace millones de años”, recuerda O’Rourke. De ahí el interés científico por estudiar el 67P/Churyumov-Gerasimenko, o Chury, como le llaman en el ambiente espacial. Igual que la piedra de Rosetta, hallada en 1799, permitió descifrar los jeroglíficos egipcios, los científicos esperan que la nave Rosetta ayude a desvelar los misterios de esos antiguos bloques de construcción del Sistema Solar que son los cometas.
Viaje de 10 años
 La nave Rosetta fue lanzada al espacio el 2 de marzo de 2004 y</CF>viajó casi 6.400 milllones de kilómetroshasta el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Llegó el 6 de agosto de 2014.
En su recorrido se acercó tres veces a la Tierra y una vez a Marte en maniobras gravitatorias para tomar impulso.
Pasó cerca de losasteroides Steins y Lutetia, fotografiándolos. Luego viajó dos años y medio en hibernación.
El coste de la misión es de 1.400 millones de euros (incluidos 220 delPhilae) y participan en ella compañías de 14 países europeos y de EE UU. Empresas y grupos científicos españoles desempeñan cometidos clave en la misión Rosetta.
Hay partes de la operación del próximo miércoles que se pueden planificar y verificar con antelación para evitar problemas, como el momento y lugar en el que ha de producirse la separación del Philae de la Rosetta para iniciar el descenso (a una velocidad de 0,18 metros por segundo), señala  O’Rourke desde el centro de operaciones del Philae(en Colonia, Alemania), como ingeniero de sistemas de la ESA en el equipo.También se puede diseñar minuciosamente toda la compleja configuración de comunicaciones para emitir y recibir las señales de este baile espacial con dos robots y un cometa. Pero otros factores no se pueden controlar, como el punto exacto de contacto del Philae en la superficie de 67P/Churyumov-Gerasimenko. Tras los estudios hechos con la información enviada por la Rosetta, los especialistas han elegido un área de aterrizaje (denominada J y luego bautizada Agilkia en un concurso popular), que tiene zonas planas, pero también rocas de hielo y polvo, cráteres y precipicios en el terreno. Si el Philae va a parar a una roca o a una pendiente de más de 30 grados, podría rodar en lugar de fijarse al suelo, y podría ser catastrófico.
Luego está la actividad del cometa, el gas y polvo que se desprende de estos cuerpos celestes a medida que se van aproximando al Sol y que acaba formando la espectacular cola. “El 67P/Churyumov-Gerasimenko está ahora más o menos tranquilo, con la actividad esperada”, dice Pérez-Ayúcar. “Pero este mes empezará estar más activo porque se va acercando al Sol y hemos visto ya, dia a dia, cómo se están sublimando más gases atrapados en la roca”, continúa. Muy mala suerte tenía que tener el Philae, el miércoles, para que justo al aterrizar el cometa soltase un chorro de materia.
La probabilidad de éxito del aterrizaje es del 70%, calculan los expertos
Los comandos almacenados en el ordenador de la Rosetta se irán ejecutando automáticamente para la crítica maniobra. Pérez Ayúcar explica que, desde 11 horas antes de la separación del Philae hasta una hora antes, habrá cuatro momentos en los que los controladores en Tierra —en el centro de operaciones ESOC de la ESA (en Alemania) y en el del Philae—, tendrán que dar el go/nogo, es decir, “adelante/abortar” la maniobra, a la vista de la información que reciban de la sonda espacial sobre su estado, del módulo, de la trayectoria... Luego ya, la suerte estará echada.


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